Hábitos alimentarios y el riesgo de cáncer de mama

«Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento».
(Hipócrates 460 a.c -370 a.c)

Leyendo ésta célebre frase se puede deducir que ya desde la Antigua Grecia se sabe que lo que comemos influye en nuestra salud.

Hipócrates, considerado por muchos el padre de la medicina, defendía que la enfermedad era consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de vida y no un castigo inflingido por los dioses.

Desde que nacemos hasta que envejecemos estamos condicionados no sólo por nuestros genes, sino también por lo que aportamos a nuestro organismo a través de la alimentación y por el estilo de vida que llevemos. Esto explica por qué numerosos estudios se basan en estos parámetros para determinar el origen de diversas enfermedades.

Recientemente se ha publicado en la revista científica British Journal of Cancer una investigación española que ha demostrado, que el consumo de alimentos de la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de cáncer de mama hasta un 30%; la investigación revela que el consumo de alimentos típicos de la dieta mediterránea, como pescado, vegetales, legumbres, frutas y aceite de oliva, muestra “un claro efecto protector” en un subtipo de tumor, el triple negativo, que generalmente es más agresivo.

Las propiedades saludables de la dieta mediterránea son muy conocidas, las primeras referencias científicas datan de 1948 y se basan en la constatación de que, aunque en los países mediterráneos se consume más grasa que en los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor.

Recordemos que la dieta mediterránea es la forma de vida y alimentación de los países de la ribera del mediterráneo, basada en un elevado consumo de cereales, frutas, verduras, hortalizas y legumbres, incluyendo los pescados y el aceite de oliva como fuente principal de grasas y con bajo consumo de carnes y grasas saturadas, todo ello en un entorno de hábitos saludables: actividad física y ocio al aire libre. La fibra procedente de cereales, leguminosas, frutas y verduras tiene un efecto beneficioso favoreciendo el tránsito intestinal; y en general contribuye a equilibrar el perfil calórico de la dieta. Las vitaminas, minerales y antioxidantes se relacionan con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. El aceite de oliva, el pescado azul y los frutos secos reducen el nivel de colesterol, previniendo el riesgo cardiovascular. 

Imagen: www.livenutryness.mx
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