Ahogamiento secundario en niños: el peligro de no saber reconocerlo


Aunque puede ocurrir a cualquier edad, el riesgo es mayor entre los niños pequeños.

La mayoría de los padres creen que una vez fuera del agua el riesgo de que un niño se ahogue ha terminado. Sin embargo, tras un accidente por inmersión en el agua, aunque el pequeño aparentemente se recupere, debemos permanecer atentos a las señales que pueden delatar un ahogamiento secundario.




¿Qué es el ahogamiento secundario?

Es una situación de dificultad respiratoria que aparece entre 15 minutos y 72 horas después de haberse producido la inhalación de agua por inmersión.

Las maniobras de reanimación ayudan a expulsar la mayor parte del agua y hacen que el niño se reanime con normalidad, pero el agua no expulsada se queda estancada (edema pulmonar) dañando los pulmones.

La lesión pulmonar se debe a que el agua produce un barrido del surfactante (sustancia que ayuda a que los alvéolos se mantengan abiertos) dando lugar a que los alveolos se colapsen, se peguen sus paredes y por tanto no se rellenen de aire. Asimismo, la presencia en el agua de productos químicos como el cloro o de partículas contaminantes, como barro, arena, aguas residuales y bacterias, pueden causar inflamación y obstruir los bronquios y bronquiolos, además de aumentar de forma significativa el riesgo de infección.

Todo esto provoca que la función pulmonar, oxigenar la sangre, se deteriore de manera progresiva, apareciendo la dificultad respiratoria que si no se controla conducirá finalmente a la muerte por ahogamiento secundario.


SÍNTOMAS:

  • Dificultad para respirar
  • Tos constante
  • Dolor de pecho
  • Cansancio extremo e inusual
  • Tendencia a la somnolencia
  • Irritabilidad
  • Comportamientos extraños, como dificultad para pronunciar palabras, falta de atención o pérdida de memoria.


¿QUÉ HACER?

El ahogamiento secundario es peligroso, porque si no reconocemos los síntomas puede que lleguemos tarde al hospital.

Conviene reiterar que para que se produzca tiene que haber un ahogamiento previo con reanimación, no ocurrirá si un niño traga agua y tose un poco.

Así que si el niño ha tenido que ser reanimado o ha sido algo más que un simple trago de agua, debe ser llevado a un centro hospitalario cuanto antes para evitar posibles lesiones, además de la muerte el ahogamiento secundario puede causar daño cerebral, problemas de memoria y aprendizaje y hasta estado vegetativo.

La mejor forma de prevenirlo es la supervisión por parte de un adulto.

Haz que aprendan a nadar lo antes posible.

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