El pericardio es una membrana que rodea el corazón a modo de saco y consta de dos capas fibrosas.
Esta membrana puede enfermar debido a múltiples factores, como infecciones por virus, bacterias y otros microorganismos hasta la invasión por enfermedades neoplásicas, pasando por inflamaciones inespecíficas y la afección pericárdica secundaria a enfermedades cardíacas o sistémicas.
Los síntomas derivados de la inflamación del pericardio se traducen fundamentalmente en forma de dolor pericardítico y fiebre. Si la afección es grave y se produce derrame pericárdico, pueden darse síntomas de compresión del corazón (taponamiento cardiaco), que puede ser mortal.
En una fase más crónica, si el pericardio, debido a la inflamación, se engruesa, puede producirse una restricción al llenado del corazón dando una pericarditis constrictiva.
La pericarditis aguda es un síndrome clínico que se manifiesta por dolor torácico, roce pericárdico y cambios evolutivos de la repolarización en el electrocardiograma (ECG).
Aunque se han descrito numerosas causas de pericarditis aguda, en nuestro medio la etiología más frecuente es la idiopática o viral (90%).
La pericarditis tuberculosa es la etiología más frecuente de pericarditis en algunas zonas geográficas (África subsahariana).
- Viral o idiopática: se caracteriza por una infección de las vías respiratorias altas parecido a una gripe en las semanas previas, al que se le suman dolor torácico y fiebre. Afecta preferentemente a varones jóvenes, y es relativamente frecuente que recidive y vuelva a aparecer (25%).
- Bacteriana
- Tumores
- Radioterapia
La pericarditis aguda provoca predominantemente dolor torácico, que se intensifica al respirar profundamente o al tumbarse (por lo general mejora al inclinarse hacia delante), y fiebre.
El pronóstico general de la enfermedad suele ser bastante bueno si se trata de forma adecuada.
La anamnesis y la exploración física permiten una primera aproximación para realizar el diagnóstico de pericarditis aguda. La triada compuesta por dolor torácico, roce pericárdico y fiebre es muy sugestiva.
- Analítica sanguínea: leucocitosis, elevación de otras sustancias en sangre como la VSG o la PCR. Algunas pericarditis agudas pueden producir elevación de las enzimas de daño miocárdico como la CK o la troponina, lo que indica que se está produciendo un proceso inflamatorio que está afectando al músculo cardíaco.
- Ecocardiograma para descartar derrame.
- Radiografía de tórax
- TAC y resonancia magnética
Cuando sea conocida la causa, se debe actuar contra ella, pero en la mayoría de casos esta se desconoce, se recurre al tratamiento sintomático para aliviar los síntomas del enfermo: reposo en cama y aspirina (ácido acetilsalicílico) u otros antiinflamatorios (ibuprofeno, indometacina) solos o en combinación.
Estos fármacos disminuyen el dolor y reducen la inflamación del pericardio.
La colchicina es un medicamento para la prevención de recidivas, y en caso de que estas sean frecuentes y de difícil manejo, se puede recurrir a la cirugía realizando un procedimiento denominado pericardiectomía, que consiste en la extirpación quirúrgica de parte del pericardio.
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