La Rubeola es una enfermedad infecto-contagiosa causada por un virus de la familia de los "togavirus" que afecta tanto a niños como a adultos.
Su verdadera importancia radica en que una embarazada la contraiga, suponiendo esto una grave amenaza para el feto (Síndrome de la Rubeola Congénita), pues el virus es capaz de atravesar la barrera hemato-placentaria e infectar a este cuando se está desarrollando y detener la multiplicación celular de las células, provocándole la muerte, no en vano, la tasa de abortos espontáneos es de un 20%. Si el embarazo continúa, puede causar malformaciones congénitas graves.
Se transmite por vía respiratoria a través de estornudos, tos o el contacto con superficies contaminadas. La posibilidad de que una persona no vacunada adquiera la enfermedad si convive con alguien que la tiene es de un 90%.
El periodo de incubación oscila entre las 2 a 3 semanas. Habitualmente, los síntomas aparecen de dos a tres semanas después de la exposición. El periodo más contagioso por lo general es de 1 a 5 días después de la aparición del exantema.
Una vez que se padece la enfermedad, se adquiere inmunidad permanente (anticuerpos), por lo que no enfermaremos una segunda vez.
SÍNTOMAS:
En los niños generalmente es un cuadro leve, los síntomas incluyen:
Los recién nacidos con Síndrome de Rubéola Congénita pueden padecer defectos de audición, oculares y cardíacos, además de otros trastornos permanentes como autismo, diabetes mellitus y disfunción tiroidea.
Los adultos pueden padecer artritis y dolores articulares.
DIAGNÓSTICO:
La mayoría de las veces es una enfermedad leve que pasa desapercibida por tener pocos síntomas, y es muy frecuente que se confunda con otras como el sarampión.
Los análisis de sangre (casi normales) mostrarán una disminución de leucocitos y plaquetas.
Se puede alcanzar el diagnóstico de certeza mediante la determinación en el laboratorio de anticuerpos en contra de partículas específicas del togavirus.
Es muy importante la detección precoz de la enfermedad en embarazadas.
TRATAMIENTO:
En la actualidad no existe cura para la rubéola, y el tratamiento únicamente es sintomático.
Desde 1969 existe una vacuna contra la rubéola que confiere un 95% de inmunidad. Se introducen en el organismo virus atenuados (debilitados) que el sistema inmune combate dejando un recuerdo (anticuerpos) que permanecerá de por vida, quedando inmunizados ante una nueva infección. Durante esta fase se pueden producir leves síntomas como dolor articular y fiebre.
En España, la vacuna se llama "triple vírica" debido a que se administran tres virus de forma simultánea: rubéola, sarampión y parotiditis. Se administra en 2 dosis: la primera entre los 12 - 15 meses y la segunda a los 3 años.
Las embarazadas no pueden vacunarse contra la rubéola, teniendo que evitar la concepción hasta tres meses después de la administración de la vacuna.
Su verdadera importancia radica en que una embarazada la contraiga, suponiendo esto una grave amenaza para el feto (Síndrome de la Rubeola Congénita), pues el virus es capaz de atravesar la barrera hemato-placentaria e infectar a este cuando se está desarrollando y detener la multiplicación celular de las células, provocándole la muerte, no en vano, la tasa de abortos espontáneos es de un 20%. Si el embarazo continúa, puede causar malformaciones congénitas graves.
Se transmite por vía respiratoria a través de estornudos, tos o el contacto con superficies contaminadas. La posibilidad de que una persona no vacunada adquiera la enfermedad si convive con alguien que la tiene es de un 90%.
El periodo de incubación oscila entre las 2 a 3 semanas. Habitualmente, los síntomas aparecen de dos a tres semanas después de la exposición. El periodo más contagioso por lo general es de 1 a 5 días después de la aparición del exantema.
Una vez que se padece la enfermedad, se adquiere inmunidad permanente (anticuerpos), por lo que no enfermaremos una segunda vez.
SÍNTOMAS:
En los niños generalmente es un cuadro leve, los síntomas incluyen:
- Erupción cutánea en forma de exantema, que habitualmente comienza en la cara y el cuello, descendiendo posteriormente hacia los pies, dura unos 3 días normalmente.
- Fiebre <39 °C
- Náuseas
- Conjuntivitis
- Inflamación de los ganglios linfáticos en la parte posterior de las orejas y el cuello.
Los recién nacidos con Síndrome de Rubéola Congénita pueden padecer defectos de audición, oculares y cardíacos, además de otros trastornos permanentes como autismo, diabetes mellitus y disfunción tiroidea.
Los adultos pueden padecer artritis y dolores articulares.
DIAGNÓSTICO:
La mayoría de las veces es una enfermedad leve que pasa desapercibida por tener pocos síntomas, y es muy frecuente que se confunda con otras como el sarampión.
Los análisis de sangre (casi normales) mostrarán una disminución de leucocitos y plaquetas.
Se puede alcanzar el diagnóstico de certeza mediante la determinación en el laboratorio de anticuerpos en contra de partículas específicas del togavirus.
Es muy importante la detección precoz de la enfermedad en embarazadas.
TRATAMIENTO:
En la actualidad no existe cura para la rubéola, y el tratamiento únicamente es sintomático.
Desde 1969 existe una vacuna contra la rubéola que confiere un 95% de inmunidad. Se introducen en el organismo virus atenuados (debilitados) que el sistema inmune combate dejando un recuerdo (anticuerpos) que permanecerá de por vida, quedando inmunizados ante una nueva infección. Durante esta fase se pueden producir leves síntomas como dolor articular y fiebre.
En España, la vacuna se llama "triple vírica" debido a que se administran tres virus de forma simultánea: rubéola, sarampión y parotiditis. Se administra en 2 dosis: la primera entre los 12 - 15 meses y la segunda a los 3 años.
Las embarazadas no pueden vacunarse contra la rubéola, teniendo que evitar la concepción hasta tres meses después de la administración de la vacuna.
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