La vitamina D es una vitamina liposoluble, esto quiere decir que se almacena en el tejido graso de nuestro cuerpo. El organismo la necesita para absorber de la dieta el calcio y el fósforo, minerales esenciales para la formación normal de los huesos. Solo el 10% de la absorción de calcio es independiente de la vitamina D.
Hay dos tipos de vitamina D: la vitamina D2 o ergocalciferol, de origen vegetal y la vitamina D3 o colecalciferol, de origen animal. La vitamina D3 es la principal fuente de vitamina D en el ser humano.
El Sol, la fuente principal de vitamina D; la dieta solo aporta el 10%
El cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol, por eso se la llama la vitamina de la “luz del sol”. Es necesario que el sol alumbre sobre la piel de la cara, los brazos, la espalda o las piernas sin protector solar. Basta con 10 o 15 minutos de exposición al sol, unas tres veces a la semana, para producir la cantidad de vitamina D que nuestro cuerpo necesita.
La pigmentación de la piel, influye en el tiempo que es necesario para producir un cierto nivel de vitamina D, pero no altera el nivel alcanzable. Las personas afro-americanas de piel muy pigmentada, requieren 10 veces más tiempo de exposición solar que las personas de piel clara para alcanzar el mismo nivel de vitamina D.
Por otro lado, hay un nivel umbral de luz UVB requerido para inducir la producción de vitamina D, el cual no se alcanza generalmente durante el invierno en áreas con latitudes por encima de los 40º. Para los niños de piel oscura que hayan inmigrado a países de 42º latitud norte o mayor será mucho más difícil alcanzar los tiempos de exposición a la luz solar adecuados para sintetizar suficiente vitamina D.
Niño negro con raquitismo. 1938, Wadesboro, Carolina del Norte, USA
Fotografía de M. Wolcott, Farm Security Adminstration. The Library of Congress, USA
Son pocos los alimentos que contienen vitamina D de forma natural, la mayoría están enriquecidos con ella. Entre los que la contienen de manera natural, tenemos;
- Los pescados grasos, como el atún, el salmón y la caballa
- Las ostras
- Los lácteos enteros; leche, queso, yogur, mantequilla
- Los huevos (yema)
La deficiencia de vitamina D se asocia con raquitismo en niños y osteomalacia tanto en niños como en adultos, y se caracteriza por una pérdida de masa ósea.
Historia
El raquitismo fue descrito por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII por varios médicos de la época, entre ellos Daniel Whistler y Francis Glisson.
A finales del siglo XIX, con la industrialización, el raquitismo y la osteomalacia adquirieron caracteres epidémicos en muchas zonas de Inglaterra, al combinarse la relativa escasez de luz solar con el filtrado de la luz ultravioleta por el humo de las fábricas y con las jornadas de trabajo interminables de niños y mujeres en talleres y minas.
A principios del siglo XX, el raquitismo era muy común en el norte de Europa y de Estados Unidos. La enfermedad se hizo endémica hasta que se descubrió que la exposición al sol y el aceite de hígado de bacalao la prevenían y curaban, lo que permitió el tratamiento sistemático de los niños, y la práctica erradicación de esta enfermedad en la mayoría de los países a mediados de la década de 1940.
La menor exposición solar de la población debida a los cambios en el estilo de vida, a los movimientos migratorios y a las campañas de salud pública, que aconsejan una menor exposición al sol de la población en general y de los niños en particular por el riesgo de cáncer de piel, asociado a la exposición a la luz UV, ha condicionado la reaparición del déficit de vitamina D.
Dada la escasez de efectos adversos de los suplementos de vitamina D en las dosis recomendadas, y hasta que no existan unas recomendaciones bien equilibradas de protección solar, parece adecuada la suplementación con vitamina D. Por ello, la Sociedad Pediátrica de Canadá, la Academia Americana de Pediatría, las recomendaciones de Australia y Nueva Zelanda y el grupo PrevInfad recomiendan una dosis de vitamina D de 400 UI/día para todos los niños durante su primer año de vida.
Las dosis excesivas de vitamina D en los adultos, caso que es muy raro salvo que tomemos suplementos de ella en excesiva cantidad, puede hacer que los intestinos absorban demasiado calcio, elevando los niveles de este mineral en sangre.
Los niveles altos de calcio en la sangre pueden provocar;
- Depósitos de calcio en los tejidos blandos como el corazón y los pulmones
- Confusión mental y desorientación
- Daño en los riñones
- Cálculos renales
- Náuseas, vómitos, estreñimiento, inapetencia, debilidad y pérdida de peso
Según el Institute Of Medicine (IOM) la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de vitamina D es:
• 400 UI/día para menores de 1 año
• 600 UI/día para edades comprendidas entre 1 y 70 años, incluidos embarazo y lactancia
• 800 UI/día para adultos mayores de 70 años
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