Mal de las alturas

El mal agudo de montaña consiste, en una falta de adaptación del cuerpo a la deficiencia de oxígeno (hipoxia), cuando nos encontramos a gran altura. Normalmente, ocurre en alturas por encima de los 2.400 metros, y se produce en relación directamente proporcional a la velocidad del ascenso y a la altitud alcanzada. Curiosamente, es más frecuente en personas menores de 50 años que habitualmente viven en zonas por debajo de los 900 metros de altitud.



Cada año, se producen al menos siete muertes relacionadas con la altitud, entre los 50.000 viajeros que van a Nepal. El índice de mortalidad, es aproximadamente, de un 4% para ascensos a picos con alturas superiores a los 7.000 metros.


Monte Everest  (8.848 m)

A medida que ascendemos, se produce una disminución progresiva de la presión atmosférica, con lo que, la cantidad de oxígeno presente en el aire que respiramos se reduce drásticamente, esto puede ser fatal para mantener las funciones vitales, pudiendo acabar en la muerte. 

Si vamos a subir alguna cumbre, es esencial, someternos a un periodo de aclimatación, con el fin de que nuestro cuerpo, se vaya adaptando a las bajas presiones de oxígeno. Lo que se producirá, es un aumento natural de la hemoglobina disponible en el torrente sanguíneo, para captar más moléculas de oxígeno, el pulso y la respiración, también se aceleran. La digestión se vuelve menos eficiente, debido a que el cuerpo suprime el sistema digestivo, en favor de incrementar las reservas del sistema cardiorrespiratorio.

A gran altitud, el corazón late más rápido; el volumen sistólico (sangre que el corazón eyecta en cada contracción) decrece ligeramente y las funciones no esenciales del cuerpo son suprimidas. 

Los expertos en alpinismo, denominan la barrera de los 8.000 metros como la “zona de la muerte”. En este sitio no existe posibilidad de aclimatación. El cuerpo usa su abastecimiento de oxígeno más rápido de lo que lo puede reemplazar. Una estancia extendida en la zona de la muerte, resulta en un deterioro de las funciones del cuerpo, pérdida de conciencia, y por último, la muerte. 

El periodo de completa adaptación se calcula multiplicando la altitud en kilómetros por 11,4 días. Por ejemplo, para adaptarse a 4.000 m. de altitud se requieren aproximadamente 46 días. De cualquier modo, ningún periodo de adaptación permite a humanos vivir permanentemente por encima de los 5.950 m.


   SÍNTOMAS:
  • Insomnio
  • Mareo/Vértigo
  • Fatiga
  • Cefalea
  • Inapetencia
  • Náuseas o vómitos
  • Taquicardia
  • Dificultad para respirar
  • Cianosis 
  • Rigidez
  • Confusión
  • Tos
  • Expectoración hemoptoica 
  • Disminución del estado de conciencia
  • Incapacidad para caminar


Consejos para evitar el mal de altura
  • Ascenso gradual
  • Beber mucho líquido (3-4 litros/día)
  • Evitar beber alcohol
  • Dieta rica en azúcares y féculas
  • Evitar quedarse frío
  • Acetazolamida (consultar al médico)

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