Cáncer de Colon

El cáncer de colon es el tumor maligno de mayor incidencia y segundo en causa de mortalidad en nuestro medio, la mayor parte se localiza en la porción descendente, sigma y recto.


Es más prevalente en la segunda parte de la vida y más frecuente en varones. Casi siempre empieza como una lesión benigna llamada pólipo que en un 5-10% de los casos se maligniza con el paso del tiempo. La supervivencia media actual en España es de alrededor del 50% a los cinco años del diagnóstico, sin embargo, si se detecta a tiempo, se estima que el cáncer colorrectal se puede curar en un 90% de los casos.

                     
CAUSAS

No hay una causa única para el cáncer de colon. A continuación enumeramos los principales factores predisponentes: 
  • Ser mayor de 60 años.
  • Ser de origen afroamericano y de Europa oriental.
  • Alimentación rica en carnes rojas o procesadas. Dietas ricas en grasas y bajas en fibra.
  • Existencia de poliposis colorrectal.
  • Padecer una enfermedad intestinal inflamatoria como la colitis ulcerosa o el Crohn
  • Antecedentes familiares de cáncer de colon.
  • Enfermedades hereditarias del tipo poliposis adenomatosa familiar.
  • Alcohol y tabaco. 


TIPOS:  

El adenocarcinoma es el tipo histológico más frecuente (90-95%), seguido del adenocarcinoma coloide o mucinoso (10%). Otros tipos histológicos menos frecuentes son el carcinoma epidermoide, tumores carcinoides, sarcomas, melanomas o linfomas.


En función de la localización del tumor:

Tumores del colon izquierdo:  
- Sangre con las heces.
- Alteración en el ritmo intestinal con diarrea o estreñimiento. 
- Sensación de evacuación incompleta tras una deposición.

Tumores del colon transverso
- Cuadros de dolor y síntomas obstructivos al ocluirse la luz intestinal, con distensión abdominal y vómitos.

Tumores del colon derecho
- Hemorragia oculta en heces (heces negras llamadas melenas).
- Anemia crónica por la pérdida de sangre continuada.

Una complicación poco frecuente, pero muy grave y considerada como urgencia vital es la perforación intestinal, que puede provocar una peritonitis y conllevar la muerte del enfermo. 
Además  también se pueden producir síntomas generales como cansancio, pérdida de apetito, de peso o fiebre entre otros.



La medida sin duda más eficaz es el diagnóstico precoz, 9 de cada 10 enfermos alcanzarán la curación si se detecta en fases tempranas. Para detectar un cáncer de colon es necesario realizar las siguientes técnicas: 

Exploración física
En ocasiones el médico puede observar palidez a consecuencia de la anemia crónica, presencia de masas abdominales y ganglios aumentados de tamaño. Es importante realizar un tacto rectal con el dedo que nos puede aportar información a cerca su localización (si está en el recto), contenido y color fecal, sangre en heces o dolor.

Sencilla prueba inmunológica en la que determinaremos la existencia de sangre en las heces que no se puede ver a simple vista, sino mediante una medición en el laboratorio. Debería realizarse de forma anual a todas las personas por encima de 50 años, sobre todo si existe algún familiar que haya padecido esta enfermedad.

Pruebas de imagen
La mejor prueba sin duda es la colonoscopia, con la que se puede observar el interior del tubo digestivo y extraer muestras de aquellas lesiones que nos puedan parecer sospechosas.
Si no se puede avanzar con la sonda del colonoscopio, en caso de lesiones obstructivas, puede realizarse un enema opaco y visualizar la silueta colónica mediante radiografía.
Si tenemos un diagnóstico certero de cáncer, habrá a continuación que determinar la extensión del mismo descartando metástasis (diseminación del tumor hacia otros órganos), es mandatorio realizar una placa de tóraxecografía y TAC abdominal para descartar la presencia del tumor en el hígado, que casi siempre es el órgano principalmente afectado por esta diseminación metastásica.


Marcadores tumorales

Antígeno carcinoembrionario (CEA)
Proteína presente en la sangre de estos pacientes que aunque no sea específica, y por lo tanto no útil en el diagnóstico inicial de la enfermedad, sí resultará de ayuda en el seguimiento posterior de los pacientes operados, siendo preciso determinar su valor antes de la cirugía para poder compararlos posteriormente.

Entre las distintas opciones terapéuticas encontramos:

Cirugía (tratamiento de elección)  
El tipo de resección dependerá de la localización del tumor, extirpando la zona afecta si es pequeño, o segmentos mayores que incluso incluyan zonas de tejido sano en caso de que este sea muy grande.
Si existe diseminación a otros órganos (metástasis), tras la cirugía inicial del tumor primario, se estudiará la posibilidad de resecar también dichas metástasis, en función de su localización, tamaño y del estado general del paciente.
Como tratamiento paliativo de la obstrucción intestinal, para aliviar los síntomas en casos desesperados donde la curación sea inalcanzable. 

Radioterapia
Empleada en el cáncer de recto. Sobre todo antes de la cirugía para reducir el tamaño tumoral y disminuir el riesgo de recidiva. 

Quimioterapia
Como tratamiento tras la cirugía para aumentar la supervivencia. En algunos casos de forma paliativa. 

Una vez acabado el tratamiento es preciso llevar a cabo un estricto seguimiento, pues la mortalidad a causa de este tumor se debe a la aparición de recidivas locales o a distancia, para ello conviene realizar revisiones periódicas que incluyan la anteriormente mencionada colonoscopia al año de la cirugía y posteriormente cada 2-3 años. También será importante la medición del antígeno carcinoembrionario CEA que debe volver a sus valores normales tras la resección del tumor. Se recomienda medirlo cada 3 meses.



Es fundamental tener unos hábitos de vida saludables para prevenir el riesgo de padecer cualquier cáncer incluido este. Para ello: 

-  Dieta equilibrada (la "dieta mediterránea").
- Alimentos ricos en fibra como cereales integrales, legumbres, harinas integrales, frutos secos y hortalizas. Tomar cinco raciones de fruta o verdura al día.
- Moderar el consumo de carnes rojas y el consumo de grasas en general. Consumir preferentemente grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y poliinsaturadas (aceite de pescado).
- Reducir la toma de dulces y alimentos ricos en azúcares.
- No abusar del alcohol y retirar completamente el tabaco.
- Ejercicio regular. El mejor ejercicio es caminar todos los días al menos 30 minutos. Evitar el sedentario. 
- La obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo de muchas enfermedades, entre ellas el cáncer.
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