Terrores nocturnos en niños
¿Cuántos padres han tenido que ir a la habitación de su hijo a ahuyentar al monstruo que aparece en el armario en mitad de la noche?
La mayoría de los padres han consolado alguna vez a su hijo después de haber sufrido una terrible pesadilla. Sin embargo, si su hijo lo que realmente sufrió fue lo que se conoce como terror nocturno, experimentó tanto miedo que por mucho que intentara calmarlo, no hubo forma alguna.
Un terror nocturno es una alteración del sueño parecida a una pesadilla con la salvedad de que es mucho más espectacular. El niño podría sentarse de repente, llorar, gritar como si estuviese sumamente angustiado, gemir, balbucear y sacudirse con los ojos bien abiertos, pero sin estar despierto. No, no intentes despertarle, debido a que se encuentra en una especie de zona intermedia entre el sueño y la vigilia, no está consciente de tu presencia y es probable que no responda a nada de lo que digas o hagas.
Los terrores nocturnos suelen ocurrir de dos a tres horas después de que el niño concilie el sueño.
Durante una noche típica, el sueño pasa por una serie de fases, cada una de ellas se asocia a una actividad cerebral particular, y la fase de movimientos oculares rápidos (MOR o REM (rapid eyes movement en inglés)) es cuando tienen lugar la mayoría de sueños.
Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño no REM. A diferencia de las pesadillas, un terror nocturno no es un sueño desde el punto de vista técnico, sino más probablemente una súbita reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra.
Los investigadores consideran los sueños nocturnos como fallos misteriosos en las transiciones que normalmente hacemos con facilidad cada noche entre las diversas etapas del sueño.
Hasta un 15 por ciento de los niños tienen terrores nocturnos en algún momento, empezando por lo general entre el año y los cinco años de edad y puede continuar incluso hasta la adolescencia. Un episodio de este padecer puede durar de 2 a 40 minutos, cuando termina el niño vuelve a dormir de manera abrupta sin recordar nada.
Los terrores nocturnos están provocados por una hiperactivación del sistema nervioso central (SNC) durante el sueño. Esto puede deberse a que el SNC (que regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia) todavía está madurando.
Algunos niños heredan una tendencia a esta hiperactivación; aproximadamente el 80 por ciento de los niños que tienen terrores nocturnos tienen un pariente que también los experimentó o bien que sufrió sonambulismo (un tipo similar de trastorno del sueño) durante la infancia.
Los terrores nocturnos se han descrito en niños que o bien estaban muy cansados, enfermos, estresados o fatigados o estaban tomando un medicamento nuevo o bien dormían en un entorno nuevo lejos de su casa.
La mayoría de los terrores nocturnos desaparecen solos conforme va madurando el sistema nervioso.
La mejor forma de reaccionar ante un terror nocturno es esperar paciente a que el niño despierte sólo, observando que no se haga daño con las agitaciones.
Los terrores nocturnos no tienen tratamiento, pero se puede contribuir a que no ocurran, reduciendo el estrés en el niño y estableciendo una rutina al niño antes de acostarse, la rutina les da seguridad. Hay que asegurarse de que el niño descansa lo suficiente y no permitir que el niño esté levantado hasta muy tarde.
Una muy novedosa solución es la nueva aplicación para Ipad desarrollada por un grupo de psicólogos infantiles llamada Bye, Bye Fears, ésta es una aplicación que mediante el juego, busca acompañar a los niños a comprender sus emociones y enfrentarse a ellas. Con la ayuda de los cuatro protagonistas, Colchón, Culito Rana, Edredón y Gamberro, esta app permitirá crear hábitos positivos y superar inseguridades, miedos y rabietas de una forma muy divertida.
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